“El talento nunca es caro y vale la pena esperar por él. No se debe contratar al menos malo, sino al adecuado.” – J. Luis González

Mucho más importante que las cosas que vemos, están las que no vemos. En la evolución de nuestra economía, el conocimiento se ha convirtiendo en un ingrediente fundamental; capaz de crear, desarrollar y vender. Conforme va adquiriendo fuerza la era del conocimiento, la competencia de una persona se hace esencial para su permanencia dentro de la organización, y por ende, para la supervivencia de la empresa misma. En consecuencia, el trabajo que realiza un individuo ya no tiene el mismo valor que solía tener en el pasado; porque no es el trabajo en sí lo que hoy tiene valor, sino la forma en que es llevado a cabo, y las capacidades del individuo que lo ejecuta. Dicho de otra forma, hoy en día la clave está en contratar y desarrollar gente altamente competente.  

Considerando lo anterior, es claro que lo que diferencia a las empresas realmente exitosas de las que no, es la calidad de su capital humano. Uno de los procesos más significativos y sensibles de cualquier organización, es el de recluamiento, selección y contratación de personal. Más allá de tener una estructura orgánica idónea, está la necesidad de contar con el personal indóneo. La más alta prioridad para una empresa debiera ser el asegurar que la gente indicada – y no menos – sea parte de su equipo.

Con mucha frecuencia, el más grande error que las organizaciones cometen, es el de contratar a gente que no tiene las competencias necesarias para trabajar en equipo, continuar aprendiendo, y desempeñar de forma eficaz sus funciones para responder a las necesidades de la organización, de forma oportuna. Las empresas suelen verse en la necesidad de contratar personas que no son realmente aptas para los puestos vacantes, debido principalmente a las urgencias que tienen a nivel operativo y administrativo; sin embargo, pierden de vista que las contrataciones apresuradas dejan de fuera toda posibilidad de hacer una selección concienzuda que garantice en forma razonable que la gente que se incorpore a la organización sea capaz de aportar valor, de alinearse a objetivos de la empresa, y de dar resultados. Debemos tener en cuenta que si se hacen contrataciones al vapor, generalmente es porque se está reaccionado a los problemas en vez de enfrentarlos con los recursos con los que se cuenta en ese momento; de modo que la persona contratada evidencia deficiencias, la empresa será lenta en despedirla por las mismas razones por las que la contrató: por miedo a dejar al equipo incompleto y por la necesidad de mantener cubierta la vacante. Esto se convierte en un círculo vicioso que lacera la economía y la productividad de la empresa, además de afectar severamente el clima organizacional.

Dicho lo anterior, está claro que la gente que labora en la organización es el elemento clave para que toda empresa exista, subsista y se desarrolle. Algunos podrían decir que es el cliente, pero como yo lo veo, los clientes existen gracias a que hay personas que tienen la capacidad de servirles. Por lo tanto, para mi es evidente que la gestión de las personas representa hoy en día un gran desafío, pero al mismo tiempo, una gran ventaja competitiva. Cualquier otro recurso que la empresa necesite para la realización de sus actividades y por ende, para la satisfacción de sus clientes, no puede llevarse a cabo sin las personas indicadas. Con esto quiero enfatizar el hecho de que no se trata solamente de cubrir las vacantes que conforman la estructura orgánica, sino de asegurarnos que cada una de las personas que conforman el equipo cumple con el perfil adecuado para despempeñar sus funciones, o cuando menos, tienen el potencial para lograrlo.

El único medio probado que existe para incrementar el capital humano es hacer una adecuada selección, y después, educar. Se necesita invertir en educación y capacitación. 

“Si planificas para un año, siembra trigo. Si planificas para una década, planta árboles. Si planificas para una vida, educa personas.” Kwan Tzu 

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Ingeniería Industrial con especialización en Calidad y posgrado en Calidad y Productividad. Su fascinación: los temas de liderazgo, desarrollo humano, cultura de calidad y las personas. Fundadora y directora de Enfoque Integral, despacho de consultoría, capacitación y coaching. Colabora para el Diario de Yucatán y la revista española Mundo Coaching Magazine en temas de negocios y desarrollo personal.