Nuestro sistema emocional puede ser utilizado como una brújula.  Aquellas emociones que se sienten bien muchas veces son un indicador de que estamos siendo coherentes con nosotros mismos. Que lo que pensamos está alineado con lo que hacemos y que vamos  por buen rumbo. Las que se sienten mal, son un alerta.

Hoy voy a hablar del Enojo.  Esa emoción que es tan fuerte que nos puede llevar a perder el control de nosotros mismos y decir o hacer cosas de las que después podemos arrepentirnos. Sin embargo si aprendemos a gestionarla nos puede servir para marcar límites  o tomar fuerza para cambiar situaciones que nos molestan o no nos parecen justas

A continuación mencionare algunos tips para gestionar el enojo de manera eficaz:

1 Hay que captar el enojo en el momento que da inicio y reconocer las causas. Nosotros somos dueños de nuestros sentimientos y decidimos como nos sentimos (aunque a veces no nos lo parezca). Nos enojamos por la interpretación que damos a los acontecimientos y no por los acontecimientos mismos. Si una y otra vez nos enojamos por lo mismo, podemos trabajar en cambiar voluntariamente nuestro dialogo interno.

2 Quedarse a solas hasta calmarse. Es muy sano posponer una discusión cuando se está acalorado y no estamos siendo muy racionales. Es necesario alejarse y distraer la mente en otra cosa, pues esta técnica no funciona si al alejarnos seguimos alimentando pensamientos hostiles. Una vez calmados veremos la problemática con un punto de vista más racional y seremos capaces de dar una solución más justa y objetiva.

3 Analizar las intenciones. Como mencione antes nosotros somos responsables de nuestros sentimientos, ya que estos dependen de la interpretación que le damos a los hechos. Cuando analizamos la intención que una persona tenia al decir o al hacer algo que nos molesto, podemos ser mas “empáticos” y nuestra comprensión diluye el enojo

4 Captar los pensamientos cínicos u hostiles y ponerlos por escrito. Escribir obliga a ordenar pensamientos y a no perder la serenidad. Además al practicar esta técnica se desarrolla una habilidad práctica para afrontar problemas.

El enojo, al igual que todas nuestras emociones, nos pueden ser benéficas, siempre y cuando sepamos gestionarlas adecuadamente.

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