Toda empresa, al iniciar, implica una serie de planeaciones y gastos obligatorios antes de empezar a funcionar. Para muchos jóvenes empresarios, esto significa a veces un espacio en la cochera, un escritorio y una silla. Para otros, puede significar una inversión considerable. ¿Cómo considerar entonces siquiera la idea de pensar en hacer de la recién creada empresa, una empresa ambientalmente sostenible?

El mejor momento es ahora

Según el Instituto Global para la Sostenibilidad (IGS), las micro, pequeñas y medianas empresas son responsables del 30% del impacto ambiental en el mundo, y las principales acciones que contribuyen a ello son la ineficiencia en el uso de la energía y el agua, el uso indiscriminado de consumibles y la generación de desperdicios.

El costo que estas acciones tiene no sólo es importante para el ambiente, sino también para el bolsillo. Por supuesto que el uso de estos recursos es indispensable para llegar a los clientes, pero tengamos en cuenta que cada peso obtenido de una venta genera unos centavos de ganancia, mientras que cada peso ahorrado se refleja directamente en las utilidades.

Una empresa de reciente creación está en su mejor momento para aplicar la sostenibilidad ambiental a su favor, sin importar los recursos de los que disponga, ya que aún no se han establecido malos hábitos y los ya adquiridos pueden ser fácilmente erradicados con una adecuada planeación que implemente la adopción temprana de buenas prácticas ambientales que contribuirán no sólo a reducir la contaminación y los desperdicios que genera la empresa, sino también producirá ahorros a corto plazo y dará una mejor imagen a sus consumidores y puede incluso llegar a atraer a nuevos inversionistas.

¿Acaso no cualquier empresa, chica o grande, sueña con algo así?

Diversas estrategias de dónde elegir

El éxito económico de una empresa no depende únicamente de las estrategias orientadas al aumento de los beneficios comerciales, sino que es fuertemente influenciado por las estrategias adoptadas para la protección ambiental, el fomento a la responsabilidad social y la captación del interés de los clientes y consumidores.

Existen distintas alternativas para orientar a una empresa hacia la responsabilidad ambiental, siendo algunas de ellas la ecoeficiencia (uso eficiente de los recursos), la producción limpia (reducción de contaminantes), la química verde (reducción en uso o producción de sustancias peligrosas) o el diseño ambiental (optimización de espacios para uso eficiente de aire, energía, iluminación y agua), entre otras. La adopción de dichas estrategias optimizará la competitividad, generará ahorros y ayudará en la obtención del reconocimiento de la sociedad como empresa ambientalmente responsable.

Los beneficios directos e indirectos

Muchas de estas estrategias pueden ser fácilmente adoptadas desde la planeación de una empresa, o incluso desde las etapas tempranas de su operación, fomentando una sensibilidad empresarial hacia el ambiente que proporciona una serie de beneficios directos e indirectos que posicionarán a la empresa por encima de su competencia en poco tiempo, entre los cuales podemos mencionar:

  • Reducción de costos ambientales (y por lo tanto, de costos generales) al reducir el consumo de energía, de agua y de materias primas, así como minimizar la generación de residuos y desperdicios
  • Mejoramiento de la imagen general de la empresa, que repercute directamente en la credibilidad de la misma ante clientes, consumidores, gobierno y la opinión pública.
  • Favorecimiento de nuevas oportunidades de negocio y actividades empresariales al mejorar ambientalmente los productos y servicios propios, acudir al uso o producción de materiales más amigables e incluso acceder a mercados o líneas de crédito específicas.
  • Acceso a mercados más exigentes o restringidos por razones ambientales, ya sea en productos o servicios.
  • Introducción de mejoras técnicas y de funcionamiento en la empresa que facilitarán actividades empresariales y accesos a contratos con empresas tanto públicas como privadas.
  • Desempeño en un entorno de trabajo más sano al mejorar el uso de la luz natural o artificial, el mejoramiento de la calidad del aire mediante una buena ventilación y el uso de plantas naturales decorativas, implementar la impresión responsable y fomentar el uso de herramientas digitales, entre otros.
  • Incremento en la eficiencia en el uso de recursos, fomentando el uso cotidiano de consumibles (papel, tinta, lápices, etc.) orientado no sólo hacia su reducción, sino hacia su uso eficiente.

Un trabajo constante traerá beneficios constantes

Para que la adopción de una cultura verde en el interior de una empresa proporcione los beneficios esperados, es necesario un trabajo constante. No basta con colocar letreros recordando a los empleados apagar la luz al salir de la habitación, igual que la leyenda de “Consume frutas y verduras” en la comida chatarra no ayuda a bajar de peso.

Es necesario el compromiso por parte de toda la organización, desde el puesto más bajo hasta el más alto, en adoptar y promover las acciones necesarias. Considerar el equilibrio calidad-precio a la hora de adquirir insumos para satisfacer las necesidades administrativas y operativas cotidianas ayudará a fomentar una impresión responsable y la reducción de desperdicios. La gestión adecuada de energía y agua se traducirá en ahorros significativos, y el uso compartido del transporte o de medios no contaminantes no sólo reducirá las emisiones, sino que generará compañerismo o atenuará el sedentarismo entre los empleados, mejorando la productividad.

Dicen que todos los inicios son difíciles… pero con un poco más de conciencia, ¡podemos hacerlos aún más productivos