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]]>En lo que a trabajo concierne, para mucha gente parece no ser suficiente una jornada de 8 horas para terminar con todos los pendientes laborales y muchas veces es necesario quedarse unas cuantas horas extras a la semana o bien, trabajando tiempo adicional en casa. ¿Cómo resolvemos esto? Tenemos dos opciones: agregar más horas a la jornada laboral (que es lo que la mayoría hace) o llevar a cabo más tareas laborales en menos tiempo (que es lo que llamamos “aumento de productividad”).
Obviamente, la adecuada organización del tiempo y las actividades juega un papel clave en el rendimiento laboral, pero para muchos, esta organización, así como su capacidad de concentración, se dificulta debido al entorno de trabajo: pierden tiempo buscando papeles, deben moverse de un lado a otro de la oficina para sacar copias o ir a buscar un documento que imprimieron, necesitan levantarse varias veces para estirarse un poco e incluso necesitan cambiarse de sala para poder leer un documento sin estarse haciendo sombra con la cabeza. ¿Qué hacer en estos casos, sobre todo si a la empresa le está costando en horas extras o incluso en incapacidades por migrañas, dolores posturales u otras afecciones que cubren un amplio espectro médico-laboral?
Tu palabra clave: Ecoeficiencia
La ecoeficiencia, en palabras que cualquier emprendedor va a amar, se refiere básicamente a la reducción de impactos ambientales que se traduce en un incremento en la productividad y ayuda a crear una ventaja competitiva. Sí, leyeron bien, ¡la ecología está metida en el asunto!
A través de la aplicación de medidas de ecoeficiencia se logra:
Aplicando la ecoeficiencia en el espacio de trabajo
A continuación, compartimos contigo 5 tips infalibles para mejorar el espacio de trabajo y aumentar la productividad laboral:
Los resultados
Hemos hablado ya de algunas de las muchas medidas de ecoeficiencia que se pueden adoptar en el centro de trabajo, pero no podemos concluir sin antes avanzar algunos resultados que no tardarán en ser observados:
Y por si fuera poco, al aplicar estos simples principios, se reduce el consumo de energía eléctrica, de insumos de oficina y otros servicios, reduciendo costos al mismo tiempo que se incrementa la productividad. Parece que, después de todo, la ecología resulta mucho más benéfica de lo que se esperaba, ¿no?
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]]>De 10 personas entrevistadas al azar el pasado fin de semana, siete respondieron que son las empresas orientadas a brindar servicios relacionados con el ambiente, refiriéndose principalmente a las consultoras ambientales; en segundo lugar, a las empresas ecoturísticas y en tercero, a los viveros. No es de extrañarse, el verde se relaciona siempre con la naturaleza, las plantas, los árboles. Sin embargo, no es necesario brindar productos y servicios relacionados con el ambiente para ser una empresa verde, sino más bien, contar con procedimientos orientados hacia el beneficio del ambiente.
En realidad, cualquier empresa, sin importar el giro al que pertenezca, puede ser una empresa verde. Cualquiera, en verdad: una oficina de servicios empresariales, una embotelladora de refrescos, una empresa de transporte público o privado, un club deportivo, un bar, un hotel, un centro nocturno, una lonchería, una papelería, una ferretería. ¡Cualquiera!
Las principales acciones de una empresa que la hacen calificar como “verde”, son aquellas orientadas a reducir el impacto que las actividades, productos y/o servicios de la empresa tienen hacia el ambiente y a promover la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas, independientemente de su actividad económica. Esto puede lograrse a través de acciones desde muy sencillas hasta muy complicadas, dependiendo de la estrategia elegida y de los objetivos establecidos. Puede restringirse únicamente a la empresa misma o puede extenderse hacia toda la cadena de actores: proveedores, clientes, familias de empleados y sociedad en general.
En general, las acciones orientadas a promover una iniciativa empresarial verde incluyen la ecoeficiencia, la minimización de impactos ambientales, el ecodiseño y la valoración de los recursos naturales.
A través de dichas acciones, las empresas verdes contribuyen a reducir emisiones de gases de efecto invernadero, así como el consumo de energía, materias primas y agua, a minimizar la contaminación generada, a implementar la reducción, reutilización y reciclaje de residuos, a fomentar el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y a conservar y/o restablecer la biodiversidad de especies, espacios y ecosistemas.
Una empresa verde tiene muchas ventajas ocultas ante su competencia, pero las tres de mayor impacto son:
Un porcentaje significativo del precio al público de los productos y servicios ofrecidos está destinado al pago de insumos necesarios para las tareas administrativas, operativas y comerciales. Al reducir significativamente estos costos sin sacrificar la disponibilidad de los mismos, las ganancias son mayores e incluso se puede ofrecer un precio más bajo que la competencia sin sacrificar la calidad.
Al hacer un uso adecuado de los espacios de trabajo eliminando acumulación de documentos, mejorando la iluminación y la temperatura y reduciendo los desechos, el ambiente laboral se torna más productivo y menos estresante. Esto, invariablemente, repercutirá directamente en la calidad del trabajo y en el trato al cliente.
Las generaciones más jóvenes están cada vez más conscientes de la importancia que tiene el ambiente a nivel global y prestan más atención a las acciones locales, eligiendo más cuidadosamente los productos y servicios que consumen y favoreciendo aquellos que se alinean mejor con sus principios. El precio no es el único parámetro que se considera hoy en día, y las decisiones se basan también en la calidad y el impacto en el ambiente.
Aunque muchas empresas deciden implementar el verde únicamente a nivel interno, es importante que nuestros clientes estén enterados de las estrategias ambientales implementadas pero, sobre todo, de los resultados logrados. No es necesario anunciar los cambios con bombos y platillos, pero comunicar las metas alcanzadas no sólo favorece la motivación de nuestros colaboradores, sino que genera confianza en el cliente al momento de elegir nuestros productos y servicios, sin dar elementos a nuestra competencia para ganarnos mercado.
Durante años, hemos visto el cuidado del ambiente como un obstáculo para alcanzar beneficios.
¿No sería mejor empezar a verlo como una ventaja y volverlo nuestro aliado?
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]]>El mejor momento es ahora
Según el Instituto Global para la Sostenibilidad (IGS), las micro, pequeñas y medianas empresas son responsables del 30% del impacto ambiental en el mundo, y las principales acciones que contribuyen a ello son la ineficiencia en el uso de la energía y el agua, el uso indiscriminado de consumibles y la generación de desperdicios.
El costo que estas acciones tiene no sólo es importante para el ambiente, sino también para el bolsillo. Por supuesto que el uso de estos recursos es indispensable para llegar a los clientes, pero tengamos en cuenta que cada peso obtenido de una venta genera unos centavos de ganancia, mientras que cada peso ahorrado se refleja directamente en las utilidades.
Una empresa de reciente creación está en su mejor momento para aplicar la sostenibilidad ambiental a su favor, sin importar los recursos de los que disponga, ya que aún no se han establecido malos hábitos y los ya adquiridos pueden ser fácilmente erradicados con una adecuada planeación que implemente la adopción temprana de buenas prácticas ambientales que contribuirán no sólo a reducir la contaminación y los desperdicios que genera la empresa, sino también producirá ahorros a corto plazo y dará una mejor imagen a sus consumidores y puede incluso llegar a atraer a nuevos inversionistas.
¿Acaso no cualquier empresa, chica o grande, sueña con algo así?
Diversas estrategias de dónde elegir
El éxito económico de una empresa no depende únicamente de las estrategias orientadas al aumento de los beneficios comerciales, sino que es fuertemente influenciado por las estrategias adoptadas para la protección ambiental, el fomento a la responsabilidad social y la captación del interés de los clientes y consumidores.
Existen distintas alternativas para orientar a una empresa hacia la responsabilidad ambiental, siendo algunas de ellas la ecoeficiencia (uso eficiente de los recursos), la producción limpia (reducción de contaminantes), la química verde (reducción en uso o producción de sustancias peligrosas) o el diseño ambiental (optimización de espacios para uso eficiente de aire, energía, iluminación y agua), entre otras. La adopción de dichas estrategias optimizará la competitividad, generará ahorros y ayudará en la obtención del reconocimiento de la sociedad como empresa ambientalmente responsable.
Los beneficios directos e indirectos
Muchas de estas estrategias pueden ser fácilmente adoptadas desde la planeación de una empresa, o incluso desde las etapas tempranas de su operación, fomentando una sensibilidad empresarial hacia el ambiente que proporciona una serie de beneficios directos e indirectos que posicionarán a la empresa por encima de su competencia en poco tiempo, entre los cuales podemos mencionar:
Un trabajo constante traerá beneficios constantes
Para que la adopción de una cultura verde en el interior de una empresa proporcione los beneficios esperados, es necesario un trabajo constante. No basta con colocar letreros recordando a los empleados apagar la luz al salir de la habitación, igual que la leyenda de “Consume frutas y verduras” en la comida chatarra no ayuda a bajar de peso.
Es necesario el compromiso por parte de toda la organización, desde el puesto más bajo hasta el más alto, en adoptar y promover las acciones necesarias. Considerar el equilibrio calidad-precio a la hora de adquirir insumos para satisfacer las necesidades administrativas y operativas cotidianas ayudará a fomentar una impresión responsable y la reducción de desperdicios. La gestión adecuada de energía y agua se traducirá en ahorros significativos, y el uso compartido del transporte o de medios no contaminantes no sólo reducirá las emisiones, sino que generará compañerismo o atenuará el sedentarismo entre los empleados, mejorando la productividad.
Dicen que todos los inicios son difíciles… pero con un poco más de conciencia, ¡podemos hacerlos aún más productivos
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]]>¿Qué es lo primero que se hace frente a esta perspectiva? La lógica nos lleva por el camino de la reducción de costos: recortes de personal, reducción de viáticos, disminución de horas extras, etc. Difícilmente alguien vería la sostenibilidad como una alternativa, pero lo es.
Cuando uno piensa en iniciativas de sostenibilidad ambiental, inmediatamente le viene a la cabeza la idea de grandes corporativos que realizan inversiones millonarias para certificarse como empresas verdes. ¡Nada que una empresa pequeña o mediana pueda hacer en tiempos de crisis!
Pero ¿qué pasaría si fuera posible incursionar en este campo sin la necesidad de una certificación internacional o de gastos millonarios y obteniendo además resultados a largo plazo?
Existen muchas estrategias que pueden ser implementadas por las empresas sin importar su tamaño y cuyo costo es mínimo si no insignificante. A continuación, te sugerimos cinco de ellas que te ayudarán a implementar la sostenibilidad ambiental en tu empresa y empezar a ver resultados casi inmediatos:
Optimiza tus recursos. No nos damos cuenta, pero el desperdicio en las empresas no sólo es excesivo y costoso, sino muchas veces también contaminante: el uso de utensilios desechables para el café, la operación de los aires acondicionados a 18ºC, la falta de planeación en las diligencias, el uso indiscriminado de la electricidad, son sólo algunas de las “fugas de capital” que perdemos de vista.
Implementar políticas internas que nos permitan brindar un acceso controlado y uso eficiente de los recursos se traducirá en un ahorro de hasta el 60% de los gastos operativos.
Iniciativas internas. Tu personal tiene mucho que aportar cuando los escuchas, y aún más cuando los motivas. Mucha gente hoy en día está interesada, si no comprometida, con el cuidado del ambiente, y sólo necesitan una oportunidad para llevar acciones fuera de casa y deleitarse con los resultados.
El gigante del internet, Google, lanzó una iniciativa entre sus empleados para que hicieran propuestas sobre acciones amigables con el ambiente que pudieran ser implementadas dentro de la empresa. Uno de sus empleados sugirió el uso de bicicletas para desplazarse dentro del campus en vez de automóviles y la iniciativa fue bien recibida por muchos de sus compañeros de trabajo.
Hoy en día, Google tiene a disposición de sus empleados no sólo un lote de bicicletas con un diseño característico y exclusivo de la empresa, sino que ha extendido su programa más allá de los muros del campus y las bicis, implementando un sistema de transporte colectivo para sus empleados, en cuyas unidades los empleados cuentan con mesas y conexiones para sus computadoras, lo cual les permite trabajar durante el traslado, traduciéndose así en menos retrasos y ausentismos, reducción del estrés y mayor productividad… y todo por una sugerencia de uno de sus empleados!
Implementación de procesos “verdes”. Muchas de las actividades que se llevan a cabo en las empresas pueden ser transformadas en procesos verdes, es decir, amigables con el ambiente.
Por ejemplo, la separación de la basura generada más allá de las categorías obligatorias de “orgánica” e “inorgánica”, y el reciclaje de las mismas.
Entre los desechos separados en categorías, como el metal, PET o vidrio, aquello que no se pueda reciclar dentro de la empresa se puede donar o incluso vender.
El cartón y el papel pueden ser donados a ONG que se encargarán de convertirlos en nuevas libretas, portalápices o incluso macetas con los cuales recaudarán fondos para sus actividades.
Compensación de emisiones. El cálculo de las emisiones de gases de carbono producidas por una empresa es la base de la huella ecológica y nos servirá como un indicativo de eficiencia ecológica. Mientras mayor sea el consumo de energía eléctrica, por ejemplo, mayor será la cantidad de emisiones producidas por la empresa, y mientras más se reduzcan dichas emisiones, mayor será en ahorro. Pero ¿qué pasa con las emisiones que no podemos reducir? Las compensamos.
Los grandes corporativos adquieren bonos de carbono, pero para los pequeños, organizar una campaña de reforestación en la que participen sus empleados y sus familias no sólo es una buena iniciativa que fortalece la cultura empresarial, sino que puede ser muy llamativa mediáticamente y cuesta menos que la publicidad y promoción pagadas a las agencias.
Implementaciones amigables con el ambiente. Aunque en la mayoría de los casos esta estrategia requiere de una inversión, el retorno de la misma está asegurado. Hoy en día se pueden hacer cambios en las instalaciones de trabajo que optimizan el consumo energético: instalación de paneles solares o turbinas eólicas, control automatizado de la temperatura y la iluminación, sensores de movimiento para la apertura y cierre automáticos de las puertas, entre otros.
Si bien algunas de estas opciones son fáciles de instalar y pueden ser controladas a través de aplicaciones en nuestros teléfonos inteligentes, otras requieren modificaciones o inversiones más sustanciales, pero en ambos casos la inversión valdrá la pena.
Lo conveniente siempre que se incursiona en un campo nuevo, y la sostenibilidad ambiental empresarial no es la excepción, es empezar por lo sencillo para aprender y experimentar y pasar a lo complejo conforme se vayan presentando los resultados… porque se presentarán, y a mayor constancia, mayor progreso.
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]]>La huella ecológica está siendo utilizada por empresas grandes y pequeñas en el mundo entero como una estrategia de competitividad para ganar la preferencia de sus clientes, pero también como respuesta ante las exigencias de los mismos.
De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la huella ecológica empresarial es un indicador de la cantidad de gases de efecto invernadero generados y emitidos por una empresa durante el ciclo de vida de un producto o servicio a lo largo de la cadena de producción, incluyendo su consumo, recuperación al final del ciclo y su eliminación.
La huella ecológica, o huella de carbono, es el equivalente en gramos de bióxido de carbono (CO2) de los gases de efecto invernadero emitidos durante la producción de un producto o servicio, abarcando todas las fases del ciclo de vida del mismo, desde la producción de la materia prima hasta la fase de eliminación de los empaques en los que se entrega al consumidor.
En otras palabras, se refiere al total de superficie ecológicamente productiva necesaria para producir los recursos consumidos para la producción de los bienes y servicios, así como la necesaria para absorber los residuos que genera, independientemente de la localización de estas superficies. Incluye también factores como la proporción de energías renovables utilizadas en el proceso y la cantidad de componentes reciclados, biodegradables o reutilizables.
Siendo que en un mundo globalizado la oferta de los productos y servicios disponibles en el mercado es cada vez más equiparable en precio y calidad, los consumidores toman como factor decisivo de elección la incidencia que dichos productos y servicios tienen en el ambiente y la sociedad.
Por ejemplo, los consumidores estadounidenses y canadienses eligen productos y empresas social y ecológicamente responsables. En el caso de los británicos, el 66% de los consumidores buscan conocer la huella ecológica de los productos y servicios que consumen y casi la mitad están dispuestos a modificar sus hábitos de consumo para dar preferencia a productos y servicios con menor huella de carbono. El 55% de los alemanes, por su parte, estarían dispuestos a pagar un precio más elevado por productos y servicios con una huella de carbono neutra siempre y cuando la oferta fuera satisfactoria.
Ante esta perspectiva, muchas empresas han modificado sus prácticas ecológicas para proporcionar la información sobre la huella ecológica de cada uno de sus productos y servicios a sus clientes, logrando así ser reconocidas como empresas ambientalmente responsables y aumentar su credibilidad, así como aumentar sus ganancias.
Al inicio del artículo se mencionaba que los consumidores emplean criterios ambientales a la hora de seleccionar productos y servicios de uso común, como el calzado, las botanas e incluso la cerveza. No era broma.
La cadena británica de supermercados Tesco, propuso el etiquetado de cerca de 70,000 de sus productos de marca propia en venta indicando la huella de carbono de cada uno de ellos de manera sencilla, permitiendo así al consumidor comparar el valor de los productos con la misma facilidad con la que compara el precio o el valor nutricional. En tan sólo tres años desde la propuesta de esta iniciativa, Tesco fue reconocido como el minorista más comprometido con la huella de carbono. Su competencia, por su parte, se negaba a adoptar este tipo de etiquetas, argumentando que le preocupaba el exceso de etiquetas para los productos y la confusión que estas pueden generar en los compradores debido a los distintos métodos de cálculo de huella de carbono. Los resultados se reflejaron directamente en la preferencia de los consumidores, que mantuvieron su lealtad hacia Tesco.
La empresa de calzado Timberland, por su parte, utilizó una estrategia similar, aunque con un impacto mercadológico propio de sus productos. Incorporó una nueva etiqueta a sus botas, llamada “Our footprint” (Nuestra huella, en referencia a la huella ecológica), que posteriormente dio origen a la etiqueta “Green Index” (Índice Verde), la cual califica de 0 a 10 la forma en que sus productos contribuyen al desarrollo sostenible, basándose en tres criterios: impacto climático, reducción de agentes químicos y uso de recursos naturales. El objetivo es reducir los índices hasta llegar a un impacto de cero. Los precios de sus productos etiquetados no son más altos que antes por el hecho de ser ecológicos, lo cual ha generado aún mayor preferencia entre sus consumidores.
La marca de papas fritas Walkers tuvo un resultado diferente al implementar el cálculo de su huella ecológica para el etiquetado de sus productos. Durante el estudio que realizó para establecer la huella de carbono de sus productos, la firma descubrió que los agricultores hidrataban las papas de forma artificial para aumentar su peso, almacenándolas en cámaras humidificadoras que consumían grandes cantidades de energía y, como consecuencia, emitían más CO2. Esto tenía efectos adicionales en el procesamiento de la materia prima, debiendo freír más tiempo las papas para eliminar la humedad adicional y aumentando las emisiones de CO2 en más del 10%. Walkers implementó cambios que eliminaron procedimientos innecesarios y redujo su huella de carbono hasta en un tercio, ahorrando así 9,200 toneladas de emisiones de gases de invernadero y 1.2 millones de libras esterlinas en un año.
La compañía cervecera Sapporo Breweries Ltd, de origen japonés, etiquetó sus latas de cerveza Kuro Label con información sobre la cantidad de CO2 emitido durante todo el ciclo de vida de las mismas, desde el cultivo de la materia prima para la cerveza hasta el momento en que las latas son desechadas. Esta iniciativa ha servido al Ministerio Japonés de Economía, Comercio e Industria para crear una normativa para el cálculo y etiquetado estandarizados de las emisiones de carbono en las empresas.
Cierto, los ejemplos precedentes pertenecen a empresas extranjeras, y seguramente habrá muchos que piensen que en México aún estamos “a salvo” de esas exigencias. Pues bien, España pensaba lo mismo hasta hace algunos años, en que sus exportaciones a Europa se vieron afectadas por la exigencia de sus consumidores de contar con el método de evaluación Bilan Carbone®. En el mercado francés, los clientes exigen a las empresas españolas el cálculo de huella de carbono empresarial mediante este método, siendo el más extendido en Francia, donde más de 6,000 empresas lo utilizan por exigencias del mercado. España, por su parte, tuvo que dar una respuesta a esta misma exigencia a fin de no perder a sus clientes y se vio obligada a adoptar el método para realizar el cálculo de su huella ecológica.
Vivimos en un mundo globalizado donde nuestros productos y servicios traspasan fronteras aún sin salir del país. Cada vez más gente cambia su lugar de residencia a un país extranjero y lleva con ellos sus preferencias y criterios de selección. Un americano o un canadiense, por ejemplo, preferirá un producto fresco en vez de uno enlatado, o un producto local a uno importado, siempre y cuando la calidad, el contenido, el precio y el embalaje correspondan con sus criterios. No comprarán un queso vendido a granel y empacado en unicel y plástico autoadherible si pueden optar por uno pre-empaquetado en papel encerado y en caja rústica de madera balsa. Y ante dos productos con la misma presentación y calidad, optarán por el producto local debido a la reducción de emisiones de carbono generadas por el transporte desde la fábrica hasta el punto de venta.
En México, muchas amas de casa cambiaron sus hábitos de consumo al preferir las conservas en empaque Tetrapack® por encima de las enlatadas. La razón fue de lo más simple: los empaques de cartón pueden aplastarse con facilidad y producen un menor volumen de basura, más fácil de manejar en un hogar y llenando menos bolsas, mientras que las latas ocupan más espacio, acumulan agua cuando las bolsas de basura se dejan en el exterior y luego chorrean todo el camino hasta el punto de colecta del servicio de recolección de basura.
Los cambios mundiales empiezan siempre en el mercado. Las modas, las tendencias, las normas de comercio e importación, los métodos de comercialización, todo, es definido en primera instancia por las preferencias de los consumidores. No podemos cerrar los ojos ni hacernos de oídos sordos ante los cambios que se avecinan. Cuando el viento cambia, es sabio ajustar las velas.
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]]>La entrada Siete datos sobre la sostenibilidad ambiental que tienes que saber aparece primero en Engordando la Vaca.
]]>La RSE sigue hoy en día una iniciativa de las Naciones Unidas llamada “Pacto Global”, misma que plantea tres planos de acción: derechos humanos, laborales y ambientales. Si bien los dos primeros están sujetos a estándares internacionalmente aceptados como la Declaración Internacional de los Derechos Humanos y los principios fundamentales del Derecho del Trabajo, el plano ambiental inició como la respuesta por parte de las empresas ante los impactos que genera su actividad productiva, pero actualmente incluye una actuación que va más allá de la gestión de sus impactos ambientales.
La economía global no sólo es un fenómeno comercial y financiero. Hoy en día, comprende muchas dimensiones, siendo la de transformación social la de mayor alcance e influencia. La acción empresarial tanto en la sociedad como en los mercados exige cada vez mayor competitividad y requiere de una cierta visión que permita atender temas de alto impacto social como lo es la protección del ambiente.
Así pues, la incorporación de la sostenibilidad ambiental en la gestión empresarial marca una tendencia que contribuye a un mejor desempeño económico y a un aumento de su competitividad y, como consecuencia, de su valor.
A continuación, se presentan siete datos sobre sostenibilidad ambiental que seguramente harán que las perspectivas empresariales exitosas la adopten:
Si bien la sostenibilidad ambiental es hasta ahora una acción voluntaria, el ritmo actual de crecimiento pronto la volverá obligatoria para asegurar la competitividad de la empresa. ¡Sería buena idea no esperar a que llegue la tormenta para empezar a buscar reparo!.
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]]>La entrada ¿Cómo ayuda a mi empresa la sostenibilidad ambiental? aparece primero en Engordando la Vaca.
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La sostenibilidad ambiental empresarial es un concepto que para muchos suena sólo a una nueva corriente ecologista, mientras que para otros está cada vez más cerca de convertirse en la diferencia entre el éxito y el fracaso. Sin embargo, pocos lo ven como lo que realmente es: una necesidad social real que empieza a tener una seria influencia en el éxito financiero de micro, pequeñas, medianas y grandes empresas. ¿Cómo ayudaría a mi empresa ser ambientalmente sostenible?
Todos hemos escuchado alguna vez los términos cambio climático y desarrollo sostenible. Tal vez muchos de nosotros, ni siquiera nos hemos molestado en averiguar su significado. Sin embargo, el cambio climático global ha demostrado la necesidad real de un desarrollo sostenible y esto ha generado un cambio en la conciencia ciudadana no sólo respecto a la problemática ambiental, sino también hacia los efectos de las actividades económicas y empresariales.
Tradicionalmente, hemos dejado en manos de los gobiernos la tarea de definir obligaciones asociadas a la actividad empresarial y su cumplimiento, y la mayoría de las empresas adoptan el enfoque de “mínimos”, basado en el cumplimiento de la normativa vigente con el único fin de evitar sanciones sin imaginar siquiera que dicho cumplimiento trae ventajas adicionales para la empresa.
Sin embargo, hoy en día el cambio de conciencia ciudadana ha obligado a un cambio de paradigma y muchas empresas adoptan un enfoque proactivo en conjunto con las instituciones gubernamentales que va más allá del cumplimiento de la legislación. Este cambio de actitud implica a su vez un movimiento más generalizado hacia los aspectos social y económico que, junto con el ambiental, forman parte del triángulo del desarrollo sostenible. Este enfoque proactivo ha evolucionado en lo que hoy se conoce como Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
Las empresas empiezan a comprender la importancia de su papel dentro del desarrollo sostenible y las implicaciones que esto tiene para su propio futuro que, al igual que el del ambiente, también está en juego. Esto las ha llevado a adoptar una postura diferente que ha mostrado distintas ventajas a nivel competitivo, ya sea a través de la implantación de estrategias del tipo “mejores prácticas” o “eficiencia ambiental” que contribuyen al valor agregado de sus productos o servicios y a la reducción de sus costos de producción y operación, o de cambios más drásticos como aprovechar nuevas oportunidades de negocio derivadas del desarrollo sostenible, como los mercados de carbono.
El contar con un buen asesor ambiental que apoye a la empresa en la implementación de la sostenibilidad ambiental es un factor clave de éxito, ya que de la misma manera que la imagen de una empresa o marca influye en la decisión de sus clientes o consumidores, el riesgo en la reputación es un factor importante que no debemos despreciar: una opinión negativa acerca de una marca, servicio o producto puede provocar grandes estragos financieros en los beneficios comerciales.
Es necesario reconocer que cada día más consumidores adoptan como variable de decisión en una compra el valor agregado del servicio o producto en cuestión, así como la medición de desempeño ambiental de las empresas, favoreciendo aquellas con un enfoque ambiental proactivo, lo cual se ve reflejado directamente en los balances financieros. Así, el favoritismo creado por las causas ambientales puede tornar al ambiente en un jugador a favor o en contra de la empresa.
Para muchas empresas, la RSE se limita a mejorar el ambiente de trabajo de los empleados al promover actividades sociales con sus familias durante la participación de la empresa en una campaña de reforestación o de limpieza de playas, creyendo que así abarcan los tres puntos del triángulo básico (ambiente, economía y sociedad). Después de todo, empleados más felices significan mejor desempeño y mejor desempeño significa mejores rendimientos para la empresa, ¿cierto? En parte, sí… pero sólo parte… una muy pequeña parte.
Hay quienes complementan la satisfacción de sus empleados y sus familias con filantropía, brindando apoyo económico a organizaciones de la sociedad civil, muchas veces sin analizar el impacto real que esto puede tener en la imagen de su empresa. Después de todo, si el donativo es deducible de impuestos, ¿qué importa a quién apoyo? Curiosamente, importa mucho. El impacto de este apoyo es mayor si elegimos a la organización correcta, es decir, aquella cuyos fines sean compatibles o complementarios con la actividad de la empresa. Una marca de yogurt obtendrá mejores beneficios de una campaña de apoyo a la alimentación de niños en casas hogar al donar su producto a las mismas que donando recursos a una campaña de promoción de adopción de hábitos veganos para evitar la crueldad hacia los animales.
Si bien al día de hoy la sostenibilidad ambiental empresarial constituye tan sólo una ventaja competitiva que muchas empresas aún creen poder reemplazar con mayores inversiones en publicidad e imagen, mañana será una restricción para poder competir en el mercado. Sin embargo, al no ser todavía un factor restrictivo de competencia, estamos aún a tiempo de preparar a nuestras empresas para ese futuro y ponerlos en los primeros lugares de la línea de partida.
La sostenibilidad ambiental empresarial tiene básicamente dos áreas de trabajo, cada una con objetivos específicos: a nivel interno, la sostenibilidad ambiental tiene como objetivo optimizar el uso de los recursos, logrando una mayor eficiencia con un menor consumo, lo cual se traduce en importantes ahorros en los costos de operación y producción y es siempre el primer paso antes de implementar cualquier cambio a nivel externo. Una vez que la empresa es ambientalmente sostenible a nivel interno, estará lista entonces para ser ambientalmente sostenible a nivel externo, es decir, mejorando su imagen ante los clientes y consumidores y brindando un valor agregado a sus productos y servicios a través de acciones que favorecen al ambiente.
La lista a continuación proporciona una idea de cómo lograr una sostenibilidad ambiental adecuada para la empresa:
El éxito de las empresas depende de saber escuchar a sus clientes oportunamente. El ambiente cobra cada vez mayor importancia en el desarrollo de la humanidad y la conciencia sobre este hecho está cada vez más cerca de convertirse en un factor crítico para el éxito de las empresas, sin importar el tamaño de las mismas. Mientras más pronto se incorpore la sostenibilidad ambiental al ambiente empresarial, más pronto se verán los beneficios y mayores serán las ganancias derivadas de ellos. Adoptarla correctamente constituye una relación únicamente de ganar-ganar.
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