Muchos nos hemos preguntado repetidas veces de donde nace la corrupción. A primera instancia, solemos culpar a los políticos y gobernantes que están en el poder y que el poder es sinónimo de corrupción.

Sin embargo, ¿Es realmente toda la culpa de ellos? Puedo recordar desde mucho tiempo atrás, que en repetidas ocasiones el sistema empresarial ha pedido favores y “atenciones especiales” a servidores públicos, o sea; permitir lo prohibido, brincar lo que se debe inspeccionar, autorizar lo cuestionable, etc… Recuerdo en aquella época cuando veíamos a los servidores públicos como gente humilde que hacia una labor pública porque alguien la tenía que hacer y no precisamente era una carrera en donde te volverías rico… Y por otro lado, siempre presionados por los poderosos, o sea, el empresariado, los ricos, los que tenían los recursos precisamente para comprarlos y manipularlos.

Con el paso del tiempo, lo que ahora ha creado a mi parecer el empresariado de aquella época, es un escandaloso monstruo gubernamental que se ha alimentado a lo largo de los años, de gratificaciones, regalos, sobornos, los llamados “bajo la mesa”, que hoy en día ya no son un incentivo para estos políticos, gobernantes y autoridades, sino que ahora son una obligación si quieres que tu empresa funcione o quieres que tu caso se resuelva y tu carpeta sea la primera en ser atendida.

Veía yo el otro día una investigación científica del comportamiento humano con respecto a ser servicial y ayudar a otros. El estudio se basa en observar a niños de entre 3 y 5 años que están en un cuarto con un adulto sentado en un escritorio dibujando con unos crayones. El adulto a propósito hace caer al suelo en repetidas ocasiones el crayón y pretende tratar de alcanzarlo desde el escritorio. El niño al ver la problemática del adulto, sale a su ayuda y recoge el crayón del suelo para ponerlo sobre el escritorio.

Este estudio se hizo repetidas veces y siempre los niños acababan ayudando. Sin embargo, todo cambió cuando empezaron a premiar a los niños con dulces y juguetes la ayuda que daban. Llegó el momento en que ya no tenían interés en el dulce o juguete y tampoco en ayudar.

Esto me lleva a la reflexión de cómo el ser humano ha creado un vacío insaciable de llenar con posesiones materiales, dinero y poder, que por más dinero y poder que tengan, nunca podrán sentirse satisfechos, ya que lo que está enterrado debajo de esta sed insaciable, es la genuina e inocente satisfacción de haber servido y ayudado, de haber cumplido y de ser reconocido, de haber apoyado y recibir un agradecimiento, un enaltecimiento de su propio ser al ser aceptado y reconocido por otro. La satisfacción de pertenencia.

 

“Lo importante no es mantenerse vivo, si no mantenerse humano”

George Orwell

 

Coach Ontológico y de Negocios
Laura Alcalá Oliver.

 

Compartir
Artículo anteriorNo dejes para mañana lo que pudiste hacer ayer
Artículo siguienteLas mejores empresas para trabajar en México
Coach de negocios acreditado por la World Association of business coaches y Coach Ontológico certificado por Newfield Network. Imparte talleres y conferencias para mejorar la calidad de vida en el trabajo y comunicación efectiva. Propietario del despacho de seguros Alcalá-Oliver y asociados. Colaboradora y conductora en el programa de radio “Fórmula en los Negocios”, transmitido por Radio Fórmula.