Cada mañana al iniciar la semana deseamos que empiece con optimismo, pero no siempre es así, ¿Quién se ha levantado del lado equivoca de la cama? me parece que todos. En uno de mis artículos anteriores “Crónica de un mal día” mencioné lo que puede suceder cuando inicias con el pie izquierdo esperando que termine pronto el día y comenzar de nuevo. Pero, ¿Qué sucede cuando no pasas por esas situaciones y simplemente inicias con una actitud poco agradable hacia tus compañeros de trabajo?.

A todos nos ha tocado levantarnos de mal humor, y qué decir de planear tu día pues solo quieres llegar y hacer tu trabajo. Sin embargo tener una cara de “de pocos amigos” y de “no me hables” puede ser lo peor que podemos hacer al empezar el día. Puede ser que en ocasiones recurramos a reprimir nuestras emociones que puede llegar a tal grado de estresarnos a niveles que no podríamos controlar y como consecuencia todo nos molesta o nos desquitamos con quien sea.

Nadie está exento de tener este tipo de reacciones, por ejemplo, en una ocasión contesté de una forma poco cortes ante una pregunta que lo único que requería era un “Sí” o un “No” pero en ese momento pasaba por un mal rato en el que no quería hablar con nadie y lamentablemente terminé por ofender a la persona persona que no tenía culpa de nada, ni de mi estado de ánimo, aclarando que no utilicé palabras ofensivas o groserías. Acto seguido traté de tranquilizarme y procedí a pedir disculpas haciendo entender a la persona que a pesar de que estaba de mal humor y que pasaba por un mal rato, no era motivo suficiente para ser grosero con los demás, después de eso me dije a mi mismo que haría lo posible de poner mi mejor cara y con buena actitud cada mañana.

Recuerda:

“Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.” – Confucio

Reprimir emociones provocada por malas situaciones sea grande o pequeño, acompañadas de un estrés que difícilmente puedas controlar y qué decir de tu salud que poco a poco ira afectando desde física y mental. No solo puede afectar en nuestra vida personal y social, también en lo laboral, imaginemos que tenemos un prospecto de cliente y por la mala actitud que tenemos en ese momento decide no continuar con la negociación o si estamos tratando con un cliente y de repente contestamos de una manera incorrecta, estaremos dejando en mal a la empresa que representamos y que decir de los compañeros de trabajo que no podrán soportar nuestro mal carácter.

Comprendamos que no podemos vivir de esa manera, puede realizar actividades que ayuden a despejar tu mente como el ejercicio, practicar un arte marcial o de relajación, platicar con alguien de confianza, no pretendemos quejarnos, simplemente expresarnos y recibir consejos para aliviar la tensión. Dependiendo de cada persona encontrara el método adecuado. La comunicación y la paciencia es importante en este aspecto, esto significa que nadie es adivino para saber lo que te sucede, debes demostrar que tienes toda la disponibilidad para trabajar y apoyar en lo que se requiera. Sé paciente ante cualquier circunstancia, la desesperación puede llevar a cometer errores ya sea con palabras o acciones que después no podamos corregir. Quitémonos esa piedra en el zapato que cargamos todos los días y nos impiden avanzar.

 

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Lic. Ciencias y Técnicas de la Comunicación con Profesional Asociado en Producción de Medios audiovisuales. Actualmente desempeñándose con éxito en González Ponce Consultores SC.